El abordaje de la intervención con menores con problemas de conducta es necesario realizarla desde una perspectiva integral que incluya el enfoque psicosocial, laboral y socioeducativo.
Por ello, uno de los temas esenciales que desarrollamos en nuestro curso en "Intervención socioeducativa con menores con problemas de conducta I y II" son las técnicas para la intervención en este ámbito que incluye: fases, aspectos a tener en cuenta, la intervención cognitiva, la gestión y el manejo emocional.
Existen diversas técnicas de modificación de conducta, pero previamente hay que tener en cuenta varios aspectos que favorecen el aprendizaje de conductas adaptadas:
1. Motivación al cambio: En el aprendizaje de nuevas conductas o de conductas más adecuadas, hay que tener en cuenta el elemento motivacional, el incentivo que percibimos cuando realizamos esas conductas, puesto que el/a niño/a puede aprender nuevas formas, pero puede que no las realice simplemente porque el beneficio no le compensa, y los costes o el esfuerzo son altos.
2. Modificación del ambiente físico: Procurar que el ambiente sea motivador, agradable y que invite a la calma. Si es necesario habría que cambiar aspectos básicos, así como organizar y distribuir los espacios de forma diferente.
3. Comunicación positiva y transmisión de valores: Generar una comunicación que invite a la reflexión, la escucha, la empatía y el entendimiento, tanto con lenguaje verbal como no verbal.
4. Establecimiento de normas: Con el objetivo de crear un entorno de convivencia y aprendizaje óptimo es necesario establecer una normativa. Con ello se les enseña a respetar las normas cívicas apropiadas de la sociedad y a extinguir comportamientos indeseados.
5. Consecuencias naturales y consecuencias lógicas: Se trata de un planteamiento alternativo al sistema de los premios y castigos, pero puede coexistir con éste. Consiste en relacionar la conducta del/a niño/a con consecuencias que se derivan de ella. Este método está relacionado con hacerle ver al/a niño/a cuál es su realidad así como sus derechos y deberes, y que no siempre dependa de la valoración de los adultos.